Irak no es Afganistán ha dicho Saddam
Hussein, y tiene toda la razón. En Washington esta realidad es de sobra conocida: en un
teatro de guerra diferente, la estrategia no puede ser igual. Tal vez un buen antecedente
respecto al modelo de campaña que veremos en Irak (de desatarse la guerra) sea la
campaña militar de la OTAN contra Belgrado de finales del siglo pasado. Entre el 23 de
Marzo y el 10 de Junio de 1999, la OTAN dejo caer sobre Belgrado 19,200 toneladas de
explosivos (con un efecto devastador similar al de la bomba que arrasó Nagazaki) en miles
y miles de incursiones aéreas. El resultado en términos histórico-militares fue
asombroso: fue la primera vez en la historia de la humanidad en que, en un conflicto
armado, una de las partes (la OTAN) gana sin contar una sola baja en sus filas.El
diseño de la estrategia militar no fue ocioso, la campaña militar se desarrolló
fundamentalmente desde el aire utilizando bombarderos como el B-52, el B-2 y aviones de
combate de alta tecnología como el F-117. Aunque se cacareó en su momento la importancia
del envío de helicópteros de guerra como los Apache, estos nunca entraron en acción: al
no ser equipos con las mismas facultades evasivas de un jet de guerra, las probabilidades
de ser derribados se incrementan exponencialmente, y con ello, el riesgo de tener que
soportar la incomoda presión política que constituye siempre la muerte de los
luchadores por la libertad y la justicia.
Al igual que Serbia (y a diferencia de Afganistán), Irak cuenta con defensas aéreas
de importancia considerable. En el caso de Serbia estas baterías antiaéreas fueron las
que en un momento dado le permitieron derribar el 27 de Marzo de 1999 un F-117 de la OTAN
tripulado -vaya coincidencia- por pilotos estadounidenses. En el caso de Irak los misiles
Dvina (conocidos también como sistemas SA-2 o Guideline) se erigen como la
primera (y tal vez también la más importante) línea de defensa de Bagdad en caso de
incursiones aéreas. Como bien apunta el editorial de La Jornada (México) del
5.3.2003, la solicitud de Blix se desmantelar estos sistemas excede sus mandatos en tanto
los sistemas existentes en Irak son de naturaleza defensiva y no ofensiva, aunque -es
importante señalarlo- existe la posibilidad técnica de cargarlos con cabezas nucleares
(que Bagdad no tiene).
Para convertir a Bagdad en el siglo XXI en la versión actualizada del Belgrado de
finales del siglo XX, algunas piedras tienen que ser removidas del camino. Este es el caso
de los Dvina. La flexibilidad militar de los misiles SA-2 tiene sin duda un peso
específico en la mente de los policy makers en los Estados Unidos, quienes, preocupados
por el movimiento pacifista interno y externo, no quieren correr el riesgo tener que
lidiar con bajas en sus filas. El SA-2 Guideline es un misil tierra-aire con un alcance
que varía de medium a high altitude. Aunque solo es posible programar
un blanco por misil, es posible dirigir tres diferentes misiles contra el mismo blanco. La
capacidad nuclear del SA-2 solo se presenta en la variante SA-2E (que Bagdad no tiene,
aunque se supone que puede cargar una ojiva de 15 kilotones). Los SA-2 regulares pueden
transportar cabezas explosivas de 195 kg., detonantes por proximidad, contacto o comando;
es decir, no es necesario que el misil golpeé el blanco, basta con que se encuentre cerca
para hacerlo estallar. El radio mortal de la explosión del SA-2 es de 65 metros y el de
daño severo se extiende hasta 100-120 metros. A esto se tiene que agregar que los misiles
SA-2 tienen un rango defensivo de su sitio de lanzamiento de 360°, lo que quiere decir
que puede defender ataques desde cualquier ángulo.
Los SA-2 iraquíes con certeza no le darán la victoria a Hussein, aunque sin duda le
provocaran un dolor de cabeza a británicos y estadounidenses, a quienes día a día se
les complican los esquemas en la competencia contra el tiempo y contra la resistencia
anti-belicista (a quienes el parlamento turco les ha hecho un favor). Como es claro, desde
la perspectiva de Washington el requerimiento de Blix es oportuno: entre más pronto
destruyan los SA-2 más pronto podrán comenzar a invadir Irak las 260 mil soldados
británico-estadounidenses apostados ya en el Oriente Medio. Hay que insistir: oportuno
desde Washington, pero irracional desde cualquier otro lugar o punto de vista.
Como en cualquier guerra moderna, la campaña militar aérea será la punta de lanza de
la invasión. A diferencia de Afganistán, en Irak existe infraestructura muy bien
identificada y establecida de tal suerte que se pueden esperar bombardeos tan extensivos
como los que vivió Belgrado al final del Siglo XX. Por otra parte, a diferencia de
Afganistán, en Irak no existen fuerzas de tierra medianamente estructuradas que puedan
funcionar como carne de cañón para los Estados Unidos (que fue el papel que jugó la
Alianza del Norte en Afganistán). Los grupos kurdos al norte y chiítas al sur han sido
sistemáticamente oprimidos por Hussein... muchas veces con la venia de los Estados Unidos
(no podemos olvidar que después de la Operación Tormenta del Desierto la
rebelión chiíta al sur de Irak fue aplastada por Hussein ante la pasividad de Estados
Unidos, y que por otra parte el gobierno turco, tradicional lacayo de Washington, se ha
empeñado en hacer la vida de los kurdos un infierno sobre la tierra) lo que demuestra la
hipocresía de la existencia de las llamadas Zonas de exclusión de vuelos.
En teoría estas zonas se instauraron para proteger a ambas poblaciones de los abusos del
régimen iraquí, de tal suerte que o el mundo libre se ha mostrado
particularmente inútil en la tarea de cumplir sus promesas a chiítas y kurdos, o
sencillamente los utilizaron como una excusa para hacer hoy por hoy, lo que planearon hace
más de 10 años: adueñarse del medio oriente.
Con Irak en el 2003 se busca conseguir lo que se consiguió en 1999 con la en aquel
entonces todavía República Federal de Yugoslavia: una victoria 100% aérea. Si logra
golpear lo suficientemente duro a Bagdad desde el aire, las posibilidades de salvar un
enfrentamiento en tierra se incrementan poco a poco.
Una batalla de frentes desde la perspectiva estadounidense solo sería viable si los
certificados de defunción no están escritos en ingles. Sin embargo, a estas alturas del
partido, George W. Bush y todo su equipo tienen que comportarse a la altura de la
circunstancia que han creado so pena de hacer un ridículo todavía mayor que aquel en el
que Corea del Norte los ha metido vis a vis el conflicto en Irak. Para conseguir
esto el desmantelamiento de los SA-2 es muy importante: es inimaginable la opción de
introducir tropas de ocupación terrestre sin garantizar sólido apoyo aéreo. Aunque Irak
no tiene mayores oportunidades de ganar la guerra (11 años de sanciones, destrucción muy
seria de infraestructura y 2.5 millones de personas muertas -principalmente niños- así
lo demuestran) no es lo mismo para los Estados Unidos tener una victoria cara que una
victoria barata. Los Estados Unidos por supuesto buscan la segunda, y Blix en este caso es
el encargado del regateo.
Fernando Montiel
15 de marzo de 2003
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