Desde la Revolución Francesa e inclusive la epopeya
emancipadora Norteamericana, la Sinarquía Internacional se esforzó en identificar a la
Democracia con una específica forma de gobierno, y profundizó ese concepto durante todo
el siglo XIX con la proliferación de las monarquías constitucionales. En el siglo XX,
con la finalización de la Primera Guerra Mundial, se provoca una disgregación de los
sistemas políticos y el surgimiento como praxis política de la Internacional Socialista,
que ya ideológicamente venía trabajando desde el siglo anterior, al tomar el poder en
Rusia como "Unión Soviética". Con ello queda conformada la Sinarquía
Sionista-Liberal-Marxista, que reafirma los conceptos subjetivos de "Democracia"
e inclusive los cortocircuitos ideológicos, entre ellos, cuando en un contexto global de
profunda crisis económica y social, surgieron sistemas políticos e ideológicos que
obviamente se enfrentaron con las "democracias" burguesas y las
"democracias populares" de izquierda.
Con la finalización de la Segunda Guerra Mundial, la lucha entre el
Capitalismo de Estado y el Capitalismo Privado no es más que un conflicto de intereses
políticos y económicos, que en lo que a la gente se refiere, sólo sirve para saber
dónde se es más esclavo, si en el sistema de poder centralizado desde los componentes
del Estado (régimen soviético), o en el sistema concentrado privado, que de igual forma,
condicionan y dirigen al Estado, convirtiendo a sus funcionarios en gerentes o
representantes de sus intereses. La bipolaridad, hasta la caída de la Unión Soviética,
exigía conceptualmente de la comunidad de naciones, encuadrarse en uno u otro de los
sistemas "democráticos"; los países que cumplían una función estratégica
para los bloques y cuyos gobiernos no se subsumían a sus pretensiones, eran declarados
"antidemocráticos", generando golpes de Estado, como en América Latina entre
las décadas del '60 y '70 por parte de los norteamericanos, o en defensa de las
"democracias populares" cuando se invadía a los países rebeldes (Alemania
Oriental, Hungría, Polonia, Checoslovaquia), con las fuerzas del Pacto de Varsovia.
Las naciones que formaban el "Tercer Mundo" no se alineaban a
las potencias en pugna. No obstante esto, sus sistemas "democráticos" se
inclinaban en sus estructuras de formas similares a las de las potencias dominantes.
Aquellos Pueblos que querían crear una forma de democracia propia y original, distinta de
la Liberal o de la Marxista, eran derrocados por Golpes de Estado, guerra civil, o lisa y
llanamente, invasión.
A la luz de lo relatado, entonces cabe una pregunta: ¿qué es Democracia?
¿Es un sistema de representación a través de un contrato social surgido de la
Revolución Francesa con la simple división de los poderes del Estado? ¿Es la dictadura
del proletariado presentada en la Asamblea de los Soviets? ¿Es la conducción de un
líder mesiánico? O tal vez por las formas, ¿un sistema partidocrático para
expresar corrientes de opinión? O ¿un partido único que uniforme a todos sin saber por
qué? Y así podemos escribir en detalles hojas y hojas sobre formas organicistas del
Estado sin llegar jamás a la respuesta adecuada, y esto es porque en su génesis, los
griegos simplemente expresaron dos palabras: "Demos - Cracia",
es decir, "Gobierno del Pueblo", y solamente ampliaron los
conceptos organicistas a su momento histórico, sin expresar en ningún momento una
connotación estructural de cómo debía ser un "Estado Democrático" con el
devenir del tiempo. Los conceptos filosóficos de cómo debe ser una democracia los impuso
en los últimos siglos la Sinarquía Internacional, y todo lo que no se asimilara a ese
concepto era y es "antidemocrático".
Ya relatamos cómo debían ser las democracias en la bipolaridad, y algo
similar, pero aún más brutal, descarnado, y también más transparente al mostrar el
rostro criminal de su estilo, lo es después de la caída soviética, con el sólo hecho
de observar Granada, Afganistán, Irak, y a esto agregando la enorme exclusión social de
la propotente pseudo-democracia.
Entonces, ¿cuándo una nación es democrática? Y tal
vez la respuesta es tan simple como la pensaron los griegos: una comunidad es
democrática cuando los mandatarios que guían sus destinos cumplen con la voluntad
mayoritaría de la misma, sin defraudar los anhelos y objetivos de todos y cada uno de los
Ciudadanos. Si un gobierno o conducción concreta esa simple o no tarea, sin
ninguna duda es Democrático. No importa cuál es su forma de organizar las
funciones del Estado, la Sinarquía dice que "el fin último del Estado es
el bien común"; pues a mí me importa un comino esa definición, porque en realidad
a ellos también les importa poco, y sino observemos a la "democracia
argentina", y me pregunto: con la excepción del Gobierno del
General Perón y alguna pequeña luz de voluntad por las mayorías en algún gobierno,
¿realmente hubo Democracia en la Argentina? Y la respuesta tiene que ser clara y sonora:
"NO", porque el bien común no debe ser el fin último del Estado sino el medio
que el Estado debe implementar para que cada persona en la sociedad tenga la posibilidad
de desarrollar sus potencialidades intelectuales, espirituales y creativas, que la hagan
promocionar como personas a través de ese aporte de sus compatriotas, tratando de llegar
a la verdad última, que es el fin en si mismo del ser humano.
Los Estados "democráticos" de la Sinarquía subsumen a las
mayorías con engaños y promesas para someter más a la voluntad de los Ciudadanos,
obligándolos a tener que derrochar sus potencialidades de imaginación y creatividad en
cómo poder superar la existencia diaria a la que los someten con la explotación, la
pobreza, la indigencia, la desigualdad en las oportunidades, la exclusión, el desempleo y
los magros salarios. Esto es lo que en definitiva nos dá la "democracia" de la
Sinarquía, y sino, veamos las condiciones de la gente en nuestro país, o en América
Latina, o si quieren, en las dos terceras partes del mundo.
Y esto es así, porque a pesar de todo lo que han escrito y
expresado los teóricos políticos, económicos y jurídicos de la Sinarquía sobre
Democracia en los últimos 200 años, en realidad, para ellos Democracia es tan sólo una
palabra.
Walter Adler
16 de octubre
walteradler266@hotmail.com
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Especial para la Red Kalki
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