BOLIVIA (De nuestro Corresponsal) -- Bolivia ha amanecido en una calma aparente. En
las ciudades de El Alto y La Paz, los habitantes se dedicaron a enterrar a sus muertos en
medio de llantos e impotencia, por cuanto estas ciudades, al igual que otras del occidente
del país, están siendo fuertemente custodiadas por el ejército y la policía. Existe la
impresión de que verdaderamente se estaría viviendo una guerra civil.
Ayer llegó a la sede del gobierno Jorge Mario Eastman, jefe de asesores
del Secretario General de la OEA, con el objeto de mediar entre el gobierno de Sánchez de
Lozada y las organizaciones civiles .Para muchos analistas, esta mediación no tendrá
ningún fruto positivo, basándose en los antecedentes que indican que la OEA, con motivo
del Febrero Negro, donde también hubo muertos y heridos por choques entre el ejército,
la policía y los manifestantes, emitió un informe parcializado en favor del gobierno.
Este organismo internacional no sería entonces un interlocutor válido moralmente, razón
por la cual la población desconfía de sus gestiones.
Anmistía Internacional, mediante una nota dirigida al gobierno boliviano, ha exigido
el esclarecimiento transparente e imparcial de todos los hechos sangrientos que se han
sucedido en estos días y pide la sanción a los culpables, que en este caso sería el
ministro de Defensa, Sánchez Berazain.
Las manifestaciones y bloqueos, que en un principio fueron iniciadas por los sectores
campesinos del Altiplano boliviano exigiendo que el gas boliviano no salga por Chile, y
que cuentan con el respaldo de casi la totalidad de la sociedad civil boliviana,
organizaciones fabriles, mineras, gremiales y profesionales, ahora dejaron de lado este
planteamiento inicial y pasaron a solicitar la renuncia de Sánchez de Lozada y la
transmisión del mando constitucional al vicepresidente Carlos Mesa.
El Congreso nacional, en el cual el gobierno poseía el control de los dos tercios de
las bancadas, ha perdido su homogeneidad política, ya que existen divisiones internas en
los partidos que apoyan al presidente, que son el MIR y el NFR. En el primero, el Lic.
Torrez ya renunció como ministro de Economía y portavoz oficial de dicho partido, y en
la NFR hay dos corrientes internas, pero la mayoría de sus diputados y senadores le
reclaman a su jefe, el dirigente Reyes Villa, la ruptura con el gobierno. Dentro del NFR,
los pocos legisladores que apoyan la continuidad del apoyo a Sánchez de Lozada, ponen
muchas condiciones a tales efectos. Todo hacer ver que esta tensa calma que hoy vive
Bolivia aún no logra tener una salida institucional.
(Guillermo Teddy Elizalde para la Red Kalki)
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