Mucho antes de la fundacion de la República de
Bolivia, el Alto Perú, como se lo conocía durante la colonización Española, ya contaba
con un amplio acceso al Océano Pacífico. Y para que no se diga que Bolivia nunca tuvo
mar, el Libertador Simón Bolívar estableció a Cobija como puerto mayor de las
provincias altoperuanas, baste otear el mapa cartográfico de entonces para poder
evidenciar lo aseverado. Lo que el Pueblo Boliviano no olvida, ni olvidará es el innoble
como injusto enclautramiento por parte de los sucesivos gobernantes de La Moneda por casi
125 años que influyó dramáticamente en el desarrollo del país andino. Como dice
Eduardo Galeno, la historia militar cuenta que Chile ganó la guerra largamente planeada;
pero la historia real compueba que el gran beneficiado fue el empresario británico John
Thomas Noth, quien sin disparar un tiro ni gastar un penique se apoderó de territorios
que habian sido de Bolivia (Antofagasta) y de Perú (Tarapaca) convirtiéndose en el rey
del salitre, que era por entonces el fertilizante imprescindible para alimentar las
cansadas tierras de Europa.
Este año se cumple el centenario del ominoso tratado suscrito el 20 de Octubre de 1904
entre Bolivia y Chile. A partir de este forzado e injusto tratado, Bolivia reclamó
coherentemente en varias instancias internacionales el retorno soberano a su territorio a
orillas del Océano Pacífico. Ya en los años 1920, 1926 y 1927 se reclamó lo negociado
por la fuerza de las armas y el repudiable latrocinio. En la década de los ´50, ´70 y
´80 se profundizó el reclamo del litoral marítimo, pasando por el vergonzoso abrazo de
Charaña entre Banzer y Pinochet que irónicamente comprometió a Chile poner fin el
asfixiante encierrro que padece Bolivia, y se intensificaron mas en los ´90. Presidentes
Chilenos como Domingo Santa María, Eduardo Frei y Salvador Allende han ofrecido una
compensación a cambio del mar. La perversa y nefasta contienda bélica de la mal llamada
"Fuerra del Pacífico" comenzó el 14 de febrero de 1879 con la invasión de
Antofagasta, despojando 602 Kms. de extensión de costa marítima y un total de 150,000
Km2. de territorio incluídas el desierto de Atacama y las poblaciones de Antofasta,
Tocopilla, Mejillones, Calama, Cobija y otras, cargadas de materias primas como el
salitre, guano, cobre y yacimientos mineralógicos, con la consiguiente incalculable pérdida
económica. Cuando Irak invadió Kuwait en 1991 durante la primera Guerra del Golfo no
hace mucho, los marines actuaron inmediatamente y reestablecieron el orden.
Dado el nuevo momento social, institucional y político que vive el continente, este
justo derecho ha encontrado un amplio espacio y eco en otros países como Venezuela,
Brasil, Cuba, México y Argentina, así como el apoyo del ex-Presidente estadounidense
Jimmy Carter y el actual Secretario General de las NAciones Unidas Kofi A. Annan. En 1979,
a cien años del enclaustramiento, la organizacion hemisferica OEA declaró procedente la
demanda marítima de Bolivia. Aunque ignoraba esta declaración, recientemente el
Secretario General de la Organización de Estados Americanos, César Gaviria, emplazó a
los organismos multilaterales a apoyar a Bolivia sobre su derecho al mar. La Asamblea
Permanente de Dererchos Humanos del Ecuador, declaró la presente gestión como el
"Año del mar para Bolivia" y convoca a la solidaridad continental en su derecho
histórico a recuperar y obtener la salida al mar.
Es muy alentador que los pueblos indígenas del continente ó Abya Yala, se sumaron
apoyando a Bolivia en su pedido de salida al las costas del Océano Pacífico. El país y
particularmente los pueblos originarios, no tenemos mala memoria y sabemos del forzado e
injusto tratado y esperamos que el actual reclamo no sea una cortina de humo, estrategia
de sobrevivencia política para quienes han usufructuado y están aferrados al gobierno ó
distracción de temas económico-político-sociales más álgidos. Recuerdese que el
proyecto de exportación de gas por territorio Chileno sin la venta de la mayoría,
ocasionó el pasado Octubre más de 70 muertos y puso en jaque la "estabildad democrática"
y el Presidente Sánchez de Lozada no tuvo otra alternativa que renunciar y huir.
Chile decretó la secular mediterraneidad de Bolivia pero Perú tiene la respuesta. Se
espera que el verdadero pueblo hermano de Chile, gobernantes y la sociedad civil comprendan
el legítimo anhelo de todo un pueblo y se solidaricen con la injusta y centenaria demanda
Boliviana y asuman una positiva actitud acorde con el nuevo milenio. Se barajan varias
alternativas de solución y/o negociación, empezando por un corredor, la mitad terrritorio
peruano y la otra mitad de territorio ahora Chileno y que pertenecía a Bolivia, pasando
por una nueva versión de la Confederación Peruano -Boliviana, y la solución desde la
cosmovisión y óptica Tawantinsuyana. La otra alternativa de solución para el retorno al
mar con soberanía radica en el Corredor de Arica que se propuso entre 1975 y 1978, tal
como el mismísimo actual Presidente Chileno Ricardo lagos lo mencionó con astucia y
malicia en la Cumbre Iberoamericana llevada a cabo en la ciudad de Santa Cruz, Bolivia. El
Art.1 del Tratado Chileno-Peruano suscrito en Lima el 3 de Junio de 1929 a la letra dice:
"Los gobiernos de Chile y del Perú no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder
a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios".Con referencia al
territorio antes peruano, el Presidente de la nación incaica Alejandro Toledo reiteró
que la "actitud del Perú será positiva y constructiva".
Un puerto y territorio añorados de heredad boliviana son lo que se reclama y se
requiere para convertirse en un polo de desarrollo integral tanto para Chile, Perú como
Bolivia y demostrar la solidaridad y/o grandeza del continente sudamericano. Con los
mejores deseos para que así ocurra, para rectificar la verdad histórica y robustecer la
convivencia en concordia.
Marco Aurelio Guzmán
marcoguzmana@hotmail.com
* Periodista boliviano residente en Canadá
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Nota de la Redacción: La Red
Kalki está abierta a la publicación sin censura de los distintos puntos de vista y
argumentaciones sobre este delicado tema, que atañe a toda Latinoamérica, así como
sobre otras cuestiones de interés, siempre que se realicen con altura, sin agravios y con
fundamentos, tal como es el tenor del artículo precedente.
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