La biología ha definido a
la biodiversidad como la variedad y variabilidad de los seres vivos y de los ecosistemas
que integran. Los componente de la diversidad biológica están organizados en tres
niveles: el de los genes, que constituyen las bases moleculares de la herencia; el de las
especies, que son conjuntos de organismos afines capaces de reproducirse entre sí, y el
de los ecosistemas, que son complejos funcionales formados por los organismos y el medio
físico en el que habitan. Pero es importante ser consciente de que ésta no es sino una
de las varias formas de evaluar la biodiversidad y que no hay una definición exacta del
término ni, por lo tanto, acuerdo universal sobre el modo de medir la diversidad
biológica.
En la actualidad, existe un motivo
común de inquietud, es el hecho que las actividades humanas han reducido la diversidad
biológica a escala mundial, nacional y regional y que esta tendencia no ha mostrado
signos de modificarse. Esto se manifiesta en la pérdida de poblaciones de animales y
vegetales, en la extinción y agotamiento de los recursos y en la simplificación de
ecosistemas y comunidades.
El principal problema con relación
a la gestión de la biodiversidad es el menoscabo permanente del control sobre los
recursos locales y el conocimiento asociado. La razón de que muchas comunidades no se
hayan beneficiado de sus ricos recursos biológicos y conocimientos es que nunca fueron
reconocidos como el punto de inicio del desarrollo sustentable de formas de vida y
generación de ingresos.
El hecho es que la agricultura
industrial, los sistemas de salud propios del modelo de los países desarrollados y la
extracción de los recursos naturales orientados a la exportación, han sido impuestas a
los países subdesarrollados, a menudo destruyendo a su paso la diversidad biológica y el
conocimiento de cada región o comunidad.
El resultado ha sido la pérdida de
poder y el debilitamiento de la capacidad de las comunidades locales para mantener sus
propias estrategias de vida basadas en la biodiversidad.
Cuando se considera a la
biodiversidad como una mera mercancía comerciable, se ignora y potencialmente se socava
el papel crucial que desempeña como sostén de los sistemas de vida. La biodiversidad
continúa siendo el pilar central del cual dependen miles de millones de personas para su
sustento diario. Priorizar la venta de diversidad biológica a un comprador extranjero por
encima de su utilización sustentable a escala local, puede conducir irremediablemente a
un desastre.
Si no se logra modificar, no
cambiar, el actual sistema económico, los escenarios para los próximos años no son muy
edificantes. En el caso de los ecosistemas terrestres, el cambio en el uso de la tierra
será lo que traiga aparejado un mayor impacto, seguido por el cambio climático, la
deposición de nitrógeno, el intercambio biótico, y una elevada concentración de
dióxido de carbono.
Un estudio publicado en la revista
Nature, en marzo del 2004, explica que el enemigo número uno de la Tierra, el dióxido de
carbono, se le ha descubierto un nuevo efecto, La Selva del Amazonas, el más intacto
jardín tropical del mundo, está siendo afectada por el aumento de la concentración del
gas en la atmósfera. Se ha descubierto una elevada mortandad de diversas especies de
árboles, en áreas inaccesibles a la actividad humana llevando al predominio de esas
zonas de otros árboles. Esa modificación ambiental reduce la capacidad de la selva de
limpiar el dióxido de carbono atmosférico. Conclusión: se agrava el riesgo de
calentamiento global.
La floresta
tropical sudamericana consume el 0,6 Gigatones de dióxido de carbono por año, lo que
representa entre el 8 y el 10 por ciento de la contaminación producida por motores y la
actividad industrial. Es por esto que se considera a la selva como uno de los más
eficaces lavaderos de carbono. El Amazonas no es sólo la mayor fuente de biodiversidad
del planeta, sino también un agente clave en el control del efecto estufa provocado por
el dióxido de carbono.
Los científicos más moderados
prevén que la Selva del Amazonas perderá el 15 por ciento de su cobertura actual para el
año 2020.
En cuanto a los ecosistemas de agua
dulce, el intercambio biótico es mucho más importante. Se espera que el uso de la tierra
tenga un gran impacto porque los humanos viven desproporcionadamente cerca de las vías
fluviales. Esto apareja grandes cambios en las mencionadas vías incluyendo el incremento
en la introducción de nutrientes, sedimentos y contaminantes. Además, esta agua son
utilizadas como vía de transporte, para desechos de aguas residuales y como fuente de
consumo.
Todos sufriremos si la biodiversidad
-y el conocimiento local asociada a ella- se convierte meramente en otra mercancía que
será objeto de un comercio desigual entre pobres y ricos. Es hora de dejar de dar
respuestas de estilo reactivo a cada propuesta de Monsanto o Merck para tal país o
comunidad. Por el contrario, hay que concentrar las energías en definir los derechos que
tienen las comunidades locales sobre su diversidad biológica y conocimientos.
La discusión sobre la partición de
los beneficios debe tomar en cuenta el valor intrínseco de la biodiversidad para la
formas de vida locales. Además de generar ingresos, la diversidad biológica desempeña
un papel básico para las comunidades en tanto les provee una dieta diversa y nutritiva,
mayor seguridad alimentaría, medicinas y materiales para la construcción y contribuye a
incrementar el equilibrio y la vitalidad ecológica. Es necesario apoyar, proteger y
recompensar las prácticas existentes de participación a nivel local. Claro que esto, no
puede hacerse tan solo en los foros gubernamentales internacionales, sino que debe ser
hecho por las propias comunidades y con ellas.
Lo que se requiere son medidas
acordadas internacionalmente y con mecanismos para exigir su cumplimento, que regulen el
comercio de la biodiversidad, protejan los intereses de los abastecedores, apoyen las
necesidades de las comunidades, protejan el ambiente y pongan límites al movimiento de
las empresas. Nuestro hijos y las generaciones futuras, agradecidas.
Cristian
Frers
Técnico Superior en Gestión Ambiental
Técnico Superior en Comunicación Social
cristianfrers@hotmail.com
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