Proyecto
"Aguas Limpias"
Introducción
El deterioro de los cursos de agua y
su contaminación es uno de los principales problemas ambientales que sufre la Argentina.
Cada año, los ríos, los arroyos, las lagunas y el mar reciben un cóctel de millones de
litros de sustancias contaminantes. Muchas de estas sustancias son de origen humano y
otras, si bien existen en la Naturaleza, aumentan sus concentraciones en el ambiente como
consecuencia de la actividad humana. Siempre ha prevalecido en nuestro país el concepto
equivocado de que el agua tiene capacidad de asimilar y diluir todo lo que recibe.
Implícitamente en algunos ámbitos también ha primado la concepción de que la
contaminación de los cursos de agua es una consecuencia inevitable de su desarrollo. En
la Argentina, observaremos que casi toda el agua que se consumen, proviene de los mismos
cuerpos de agua en los que son evacuados los residuos cloacales e industriales. La
concentración de diversos elementos de contaminación -materiales pesados, bacterias,
nitratos e hidrocarburos- que se producen en diferentes lagos, lagunas y ríos del país,
superan largamente las cifras consideradas peligrosas. No es casual que los ríos Paraná,
Salado del Norte, Salado del Sur, Carcarañá, de la Plata y Colorado se inscriban entre
los más contaminados de la Tierra.
La Argentina no posee
medidas de control adecuadas para el tratamiento y disposición de aguas servidas,
residuos peligrosos sólidos y desechos industriales domiciliarios, que finalmente
terminan contaminando cuerpos de agua superficiales y subterráneos. Se cuenta con
información que determina que importantes y numerosos cuerpos de agua se encuentran
afectados por aguas servidas, con intensos procesos de eutroficación debido a la falta de
depuración. El mayor problema es las áreas urbanas que reciben contaminantes al por
mayor desde todas partes. Una de cada cuatro camas de un hospital está ocupada por
pacientes que tienen enfermedades contraídas por el agua. La contaminación del agua
actúa lentamente y genera enfermedades de todo tipo, no sólo trastornos infecciosos. El
agua transporta metales y sustancias tóxicas que van acumulándose en los organismos
hasta afectar de diferente manera los diversos tejidos corporales.
La contaminación de las aguas de
superficie provenientes de las aguas residuales industriales y de aguas negras sin tratar
es una de las causas principales de daños a la propiedad (en combinación con las
inundaciones), pérdidas de espacios para recreación y daños ecológicos alrededor de
las principales áreas urbanas y de varios lagos interiores. En varios lugares del
interior del país -como Rosario y Córdoba- los cuerpos de agua se han contaminado hasta
el punto de afectar los trabajos de las plantas para su tratamiento. Podemos tomar el caso
del Lago San Roque, abastecedor del agua de la ciudad de cordoba, en la Provincia de
Cordoba, es un lago empachado por la materia orgánica, algas, virus y bacterias, es
decir, experimenta el problema de la eutrofización. Hay proyectos para hacer plantas de
tratamiento para las principales localidades, pero la descarga sigue creciendo. No hay
ningún sistema de tratamiento funcionando.
La cuenca Riachuelo-Matanza en la
Provincia de Buenos Aires, con sus 2.240 kilómetros cuadrados y sus tres millones de
habitantes, de los cuáles sólo el 45% posee cloacas y el 65% tiene agua potable
(1.700.000 personas utilizan pozos negros o cámaras sépticas), es uno de los símbolos
nacionales de la polución.
Tres mil empresas vuelcan a diario y
desde hace años sus residuos tóxicos o no tóxicos, sólidos o líquidos, sin ningún
tipo de tratamiento o con tratamiento insuficiente. Las industrias farmacéuticas,
químicas y petroquímicas aportan el 30% de la contaminación, la industria de las
bebidas alcohólicas y curtiembres el 3%. A estos volcamientos se agregan los afluentes
cloacales. En conjunto, recibe a diario 368.000 metros cúbicos de residuos industriales,
nada menos que el doble del caudal mínimo promedio del río; esta carga constituye una
peligrosa que destruye cada gota de agua transformándola en una explosiva gota de
contaminación. Los lodos del Riachuelo poseen grandes concentraciones de cromo, cobre,
mercurio, cinc y plomo. Las mayores concentraciones de cromo y plomo se encontraron en los
límites de los municipios de Avellaneda y Lanús en la Provincia de Buenos Aires.
Hidrocarburos como el benceno,
naftaleno, antraceno y tolueno, entre otros, abundan en las aguas y aparecen esplendorosos
en sedimentos de los ríos y arroyos cercanos a destilerías e industrias petroquímicas
como las que se encuentran en los cursos de agua del área Beriso-Ensenada.
En las zonas urbanas y rurales del
noroeste de la Provincia de Buenos Aires, el acuífero Puelche -reconocido como uno de los
más grandes del mundo- presenta diferentes niveles de contaminación con nitratos y
bacterias coliformes. La sección superior arde de basura tóxica. La descarga es
meteórica y el agua puede transportar sustancias asociadas con los pozos ciegos, los
basurales y los nitratos residuales. El partido del conurbano bonarense, densamente
poblado, el agua del Puelche presenta concentraciones de nitratos hasta tres veces mayores
a los límites permitidos. El canal oeste de los municipios Beriso y Ensenada, Provincia
de Buenos Aires, languidece. En ningún caso las plantas depuradoras son suficientes, los
tratamientos que debieran efectuar las empresas antes de volcarlos a los cauces son entre
deficientes e inexistentes. El conjunto de basuras es letal: metales pesados, compuestos
organicos e inorgánicos.
Por otro lado, la
empresa "Aguas Argentinas" estimó que fluyen 2.300.000 de m³ de aguas negras
sin tratar -por día- en el río de la Plata. A ellas, se suman 1.900.000 de m³ diarias
de descargas industriales del Area Metropolitana de Buenos Aires. En el caso de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, la repercusión principal recae en que las normas de calidad
del agua ambiental se exceden constantemente de la franja de los 300 metros continuos a la
costa del Río de la Plata, impidiendo el uso recreativo (por insalubre) de las playas que
antaño fueron tan importantes para sus habitantes.
La mayor parte del agua que consume
la población proviene de los mismos cuerpos en los que son evacuados los efluentes
cloacales e industriales. Dada la falta de tratamiento de los mismos, la población
termina consumiendo agua potable de calidad dudosa o a un alto costo de purificación. La
única manera de revertir este proceso que está silenciosa pero inevitablemente
deteriorando nuestro entorno de vida, contaminando nuestros alimentos y amenazando la
salud de presentes y próximas generaciones, es a través de un plan para poner fin a los
vertidos de sustancias al agua. Es necesario un cambio radical en la manera en que se
enfrenta el problema de la contaminación y exigir a los organismos de gobierno y a las
industrias, un rendimiento de cuentas al público sobre las sustancias que se producen y
liberan al ambiente. Así como una reducción progresiva de la generación de esos
contaminantes. Existirían dos formas de hacerlo...
Manejo,
gestión o control de la contaminación
Son sistemas que intentan manejar o
gestionar la contaminación. Pone su atención en lo que sucede al "final de la
tubería", es decir, una vez que los residuos ya se han generado. Se basa en el
principio de asimilación, que considera que el ambiente está en condiciones de asimilar
los contaminantes que recibe. Basa la protección de cada ambiente en exigir a las
diferentes industrias no superar ciertos niveles de emisión de algunos contaminantes. Una
de sus consecuencias es la transferencia de las sustancias de un medio al otro pero la
carga contaminante total en el ambiente no disminuye. Para evitar superar los límites de
sustancias en los efluentes, se puede lograr que éstos permanezcan en los filtros de
tratamiento. Si esos filtros son luego incinerados o enterrados, las sustancias
contaminantes irán a la atmósfera o contaminarán el suelo y las napas de agua
subterráneas. Son pocas, de todos modos, las sustancias contempladas, para la mayoría de
los compuestos ni siquiera existen normas. Tampoco éstas tienen en cuenta el efecto
simultaneo de todas las sustancias ni la complejidad de la composición de los efluentes y
de las emisiones, donde una amplia gama de contaminantes diferentes no puede ser manejada
adecuadamente.
Prevención
de la Contaminación
Este enfoque, al aceptar que una vez
generadas las sustancias contaminates la eliminación de los riesgos asociados a ellos es
muchas veces imposible, promueve la prevención de esa contaminación desde su origen,
desde su propia fuente. Es necesario evitar la generación de residuos aplicando
tecnologías limpias, que no emplean materias tóxicas ni suponen un riesgo para los
humanos.
En lugar de intentar controlar o
manejar los vertidos o invertir en millonarios sistemas de tratamiento de efluentes, la
reducción progresiva de la generación de contaminantes mediante la reducción del uso y
producción de residuos permite solucionar el problema.
Para empezar a cambiar el proceso de
generación y eliminación de contaminantes es necesario:
- Proveer mecanismos financieros y facilitar líneas de crédito que
permitan reemplazar las sustancias empleadas y producidas.
- Prohibir la producción, importación y uso de productos peligrosos.
- Realizar investigaciones epidemiológicas y sobre los niveles de contaminantes en cursos
de agua, alimentos y leche materna, especialmente en las áreas más castigadas por la
contaminación.
- Establecer un programa de prevención de la contaminación por residuos que contemple,
entre otros puntos: la prevención del consumo y vertido de productos contaminantes.
- Dar origen a una campaña de difusión de información, en colaboración con entidades
vecinales y de consumidores destinada a evitar el uso de sustancias nocivas en los
hogares.
- Implementar un plan de reemplazo de envases descartables y de recuperación de la
fracción orgánica para producir abono.
- Otorgar un tratamiento terciario completo a los residuos cloacales.
- Prohibir el vertido al sistema cloacal de residuos industriales.
El
derecho a la información
Actualmente, no existe información completa
sobre las descargas de contaminantes a los cursos de agua, ni en manos de las autoridades
ni de la comunidad, lo que da origen a un problema de contaminación secreta de
dimensiones desconocidas. La información existente se refiere a unos pocas sustancias
contaminantes y esta en manos de distintas autoridades y organismos a nivel nacional,
provincial o municipal, que en ocasiones no tienen contacto entre sí. Los datos
disponibles no permiten responder preguntas básicas sobre la evolución y las tendencias
de los vertidos. A menudo, las propias industrias desconocen qué compuestos y en qué
cantidades exactamente están eliminando. Las millones de personas que conviven con
industrias que perjudican su salud directa o indirectamente, no gozan de su derecho a
conocer las sustancias contaminantes a los que están expuestas para poder tomar medidas
preventivas o hacer valer su derecho a un ambiente sano. Para esto es necesario una ley
que:
Establezca la reducción obligatoria
de la generación de residuos contaminantes a través de la disminución progresiva de la
utilización y producción de residuos por parte de la industria. La ley deberá contener
compromisos con plazos y porcentajes concretos.
Elementos
que esta ley debe contemplar
- Exigir la presentación de planes
anuales de reducción y emisión de tóxicos de la fuente.
- Establecer los métodos para medir la reducción en la fuente por parte de las
industrias.
- Facilitar la adopción de técnicas de reducción en la fuente por parte de las
industrias y desarrollar un Centro de Información Técnica en una Universidad u otro
organismo público, que investigue y desarrolle alternativas de producción más limpias
para los procesos industriales.
- Definir los tóxicos abarcados por la ley. La lista deberá aumentar paulatinamente y se
priorizarán en los planes los metales pesados y los contaminantes orgánicos
persistentes.
De esta manera, no sólo se le
reconocería a la comunidad uno de sus derechos sino también aumentarían los mecanismos
de control sobre los avances reales hacia la disminución de las emisiones tóxicas. Las
autoridades nacionales -ejecutivas, legislativas y judiciales- podrán mejorar
significativamente su capacidad de monitoreo, regulación y control sobre las sustancias
de las industrias, proporcionar una uniformidad regulatoria a nivel nacional que dará la
base a través de la cual se podrá evaluar la gestión de las industrias y de los
distintos organismos gubernamentales y proveerá a la comunidad de herramientas que le
permitirán proteger su salud y la del medio en que vive.
Es importante recalcar que sin la
información requerida por los inventarios de contaminantes, las industrias no pueden
determinar cómo disminuir el uso de compuestos tóxicos. Al analizar los datos de empleo
de sustancias tóxicas, pueden aparecer oportunidades para la sustitución de esos
compuestos por otros menos tóxicos y más seguros, para la identificación de puedan
reemplazarse por otros menos peligrosos y para el desarrollo de nuevos métodos de
reducción que no sólo protejan a la comunidad y el ambiente, sino que también permitan
ahorrar dinero y estimular el desarrollo de nuevas tecnologías.
El uso de
nuevas tecnologías
La experiencia acumulada durante
varias décadas de utilización de tecnología convencional para el tratamiento de
desechos líquidos, dio la posibilidad de observar que estos métodos no son técnica ni
económicamente adecuados para poblaciones menores a los 15.000 habitantes y donde los
cuerpos de agua suelen ser lagunas. Debido principalmente, a sus elevados costos de
construcción, operación y desarrollo.
Una solución comenzó a
vislumbrarse, en el campo de la biotecnología que dio origen a ecosistemas artificiales
para detoxificar y purificar aguas residuales, combinando conocimientos de ingeniería y
ecología. En el proceso de tratamiento, los residuos se transforman y se reintegran al
ambiente en forma no agresiva. El agua ya purificada se reutiliza en la producción de
forrajes, madera (riego) o en acuicultura.
Así es como los efluentes cloacales
que durante muchos años fueron un problema sin solución técnica y muy caros. De golpe,
tienen una solución simple, barata, sin mantenimiento, sustentable en el tiempo y hasta
se pueden convertir en un recurso productivo. Este sistema puede utilizarse en muchas
aguas residuales de la industria.
Comiencen
por salvar las Lagunas...
El problema de las lagunas es la
pérdida de profundidad, provocada muchas veces por los desechos orgánicos que se
acumulan en el fondo. Esto produce un desequilibrio en el ecosistema acuático que alcanza
el límite de la autodepuración.
La solución biotecnológica
consiste en la instalación de humedales que actúan como filtros naturales. Se los
debería ubicar entre la planta de desechos cloacales y la laguna. Estos sistemas, además
de no necesitar mantenimiento ni consumir energía eléctrica, cuestan menos que la cuarta
parte de un sistema de tratamiento tradicional. Los humedales se construyen utilizando
especies de plantas como totoras, repollitos de agua, camalotes o juncos. El tamaño del
humedal necesaria se calcula en base a la cantidad de habitantes de la ciudad que produce
los desechos, según la siguiente relación: 1 persona = alrededor de 5m²
Como
funciona un humedal
1) Los desechos cloacales desembocan
en el humedal, que es una cava llena de arena que funciona como aislante para que los
olores no salgan a la superficie.
2) El filtro del humedal consiste en una gran plantación, por ejemplo de juncos con sus
raíces dentro de la arena, que se alimentan de agua.
3) Los nutrientes del agua son absorbidos por los juncos, que los atrapan en sus tejidos y
los utilizan para su crecimiento.
4) Los nutrientes absorbidos se eliminan con el cambio de tallo del junco. Esos restos
forman una capa aislante.
5) El agua ya libre de nutrientes, desemboca desde el humedal hacia la laguna.
Conclusión
Los vertidos contaminantes a los
cursos de agua son hoy una realidad que afecta principalmente los conglomerados
industriales de la Argentina.
El hombre tecnológico despreció la
naturaleza; explotó sus recursos y la contempló desde la ventana. Hay que cambiar esa
mentalidad. Somos la naturaleza.
Cristian Frers
Técnico Superior en
Gestión Ambiental
Técnico Superior en Comunicación Social
cristianfrers@hotmail.com
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