JERUSALEN, PALESTINA
OCUPADA - 17.10.2006 (RK) -- Corrupción. Violación. Abuso sexual. Fraude.
Perjurio. Todos estos delitos son hoy sinónimo de la administración del régimen
sionista. Este lunes la policía israelí confirmó que Moshe Katzav, presidente de
Israel, está efectivamente implicado en varios casos de delitos sexuales, así como en la
intervención de líneas telefónicas y en el negociado de favores con varios jefes del
mundo del crimen israelí.
Los agentes se
reunieron con el fiscal general del régimen, Menachem Mazuz, a quien le informaron que
hay pruebas contundentes que demuestran los crímenes de Katzav, y
recomendaron su urgente procesamiento. Estas evidencias fueron recogidas
a lo largo de las últimas semanas, luego de allanar las propias oficinas del funcionario.
En el comunicado
emitido por la policía y difundido por la radio pública se remarca: "existe
suficiente evidencia indicando que en varias oportunidades (...) el presidente ha llevado
a cabo actos de violación, actos sexuales forzados, actos sexuales sin consentimiento y
acoso sexual".
"Existe suficiente evidencia que indica la violación por parte del presidente de la
ley que prohíbe la intervención de conversaciones telefónicas", añade el oficio.
El
máximo jerarca israelí, un auténtico depravado sexual
Moshe Katzav, según
los informes elaborados por la Justicia, habría forzado a dos ex empleadas a
mantener relaciones sexuales con él por la fuerza, amenazándolas de diferentes formas si
se negaban a hacerlo. Asimismo, otras 9 mujeres también lo acusan de haber sido acosadas
por el representante sionista.
La primera acusación
surgió en el mes de julio, cuando su antigua secretaria personal se animó a denunciar
haber sido víctima de este depravado. En ese momento la prensa
internacional casi no cubrió el tema, y la agresión al Líbano le sirvió a Katzav para
que el tema pasara a segundo plano. Sin embargo, más mujeres se sumaron a la denuncia, y
de esta forma la causa no pudo seguir siendo ocultada.
Aparte de los delitos
sexuales, también se descubrió que Katzav había intervenido los teléfonos de
sus empleados y había realizado abusivas escuchas de sus diálogos personales, y también
habría desviado fondos públicos para comprar costosos regalos a sus familiares
y amigos.
Por último, también
existen serias sospechas acerca de cómo manejó el acusado los expedientes de pedidos de
gracia que los detenidos someten a su consideración. A cambio de otorgar indultos
el mandatario habría cobrado sumas de dinero, e incluso habría ayudado a varios
criminales, como ocurrió en el caso de Zeev Rosenstein, quien habría sido advertido
sobre su inminente detención por los propios miembros del gabinete de Katzav.
Por todos estos
delitos, Katzav podría ser condenado a, al menos, 16 años de prisión.
Según adelantó el diario Haaretz, el fiscal Mazuz ya habría tomado la determinación de
llevar a juicio al "primer ciudadano de Israel". El abogado de Katzav, Tzion
Amir, admitió que su defendido deberá dimitir muy pronto.
La
corrupción es moneda corriente en Israel
Pero el
presidente sionista no es el único funcionario del régimen en problemas judiciales.
El ministro de
Justicia, Haim Ramon, acusado de haber besado por la fuerza a una joven
militar, dimitió hace pocos días.
El diputado Tzahi Hanegbi, presidente de la comisión de Relaciones
Exteriores y de Defensa, debe responder por acusaciones de corrupción, fraude, abuso de
confianza y perjurio.
Según demostró la prensa, el primer ministro Ehud Olmert, junto con
Katzav el principal responsable del genocidio libanés, se habría beneficiado de un
descuento de casi medio millón de dólares cuando compró un departamento en Jerusalen, a
cambio de favores a un contratista.
El jefe del Estado Mayor del ejército, el general Dan Halutz, también
está acusado de haber vendido sus acciones unas horas antes del inicio de la guerra
contra el Hezbollah y de la caída de la bolsa de Tel Aviv, el 12 de julio.
De esta manera,
Israel atraviesa su peor momento. No sólo fue derrotado en el campo militar por
las fuerzas patriotas del Líbano, sino que además en su ámbito interno los jerarcas de
su régimen se desbarrancan en un gigantesco escándalo de corrupción. Mientras
tanto, el símbolo del régimen de ocupación de las últimas décadas, Ariel Sharon,
sigue en una larga agonía y su cerebro colapsó, al igual que su "país".
- - -
Informe especial de la Red Kalki
redkalki@libreopinion.com
* Se autoriza
la reproducción total o parcial de esta nota siempre que se cite la fuente
|