Los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro
han servido de excusa a algunos deportistas cubanos para pedir asilo político en el
país. Así lo han hecho dos boxeadores y un jugador de handball y, como era de esperar,
el caso no le ha sentado nada bien a Fidel Castro, que en un artículo en La Habana ha
acusado a los deportistas de "traición" y apunta a Estados Unidos como
"instigador de las deserciones".
Y es que en realidad han sido cuatro los deportistas que han decidido quedarse en Brasil.
Al caso de los boxeadores Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara, y el jugador de handball
Rafael Capote, se le une el del entrenador de gimnasia artística Lázaro Lamelas, que
"desapareció" el pasado día 16.
Rigondeaux es el mejor púgil de una escuadra cubana diezmada en años recientes por las
deserciones de varios campeones olímpicos y mundiales.
A fines del año pasado desertaron los campeones olímpicos Yan Barthelemy, Yuriolski
Gamboa y Odlanier Solís durante un viaje de entrenamiento a Venezuela. Viajaron a
Colombia y de allí siguieron rumbo a Miami. Los tres firmaron contratos con promotores
alemanes.
Barthelemy, Solís y Gamboa ganaron medallas olímpicas en el 2004 y eran firmes
candidatos a revalidar sus títulos en los Juegos Olímpicos del 2008 en Beijing.
Rigondeaux, bicampeón olímpico y mundial, es considerado la principal figura del boxeo
cubano desde que se retiró Mario Kindelán en el 2004.
Castro, a pesar de su enfermedad, mandó una amenaza a los deportistas, haciendo alusión
a unas presuntas declaraciones de las autoridades brasileñas: "han declarado que los
que deserten deberán probar la necesidad real de asilo", dando a entender que
podrían ser devueltos a la isla, con las terribles consecuencias para ellos que tal hecho
acarrearía.
Escapar de la dictadura y de un olvido seguro
"Cuba no sabe perder", le dijo al periodista Edgard Varela, del diario la
Crónica de Hoy de México, uno de los entrenadores cubanos con quien finalmente pudo
conversar luego de perseguirlo casi una hora.
- "¿Sabes chico por qué se fueron esos niños?".
- "Por los dólares", le respondió Varela de inmediato.
- "No, esos chicos se fueron porque en Cuba no quieren ser casos como Miguel Duquesne
o Douglas Rodríguez. ¿Tú sabes de boxeo?".
- "Un poco".
- "¿Sabes quiénes son?".
- "La verdad, no".
- "Te voy a contar la historia. Apenas hace unos años Fidel se acordó de ellos.
Alcides Segarra (el legendario entrenador cubano) se cansó de recomendárselo al
comandante, pero apenas les dio importancia. Douglas Rodríguez fue un campeón mundial de
boxeo de la división mosca ligero. Tiene ahora casi 60 años. Durante más de la mitad de
ellos vivió en la pobreza y en el alcoholismo. Su enfermedad y el olvido llegó a tal
extremo que una tarde, en medio de sus desesperación por volver a conseguir el ron que
necesitaba para sentirse 'vivo', se atrevió a vender los muebles sanitarios del baño de
su casa en El Vedado".
Así le paga Castro a sus campeones olímpicos. Y por eso estos deportistas, como tantos
otros ya han hecho en el pasado, escapan apenas se les presenta la oportunidad. Buscan un
mundo mejor para ellos y sus familias, un lugar donde la bandera roja y la tiranía no
reinen ni manejen sus vidas.
Informe
especial de la Red Kalki
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Fuentes: La Crónica de Hoy de
México / ANSA
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