El agua es el líquido sin color e
insípido que cubre aproximadamente el 71% de la tierra. El noventa y siete por
ciento del agua en la tierra es agua salada y el otro tres por ciento es agua
dulce. Está compuesta de hidrógeno y oxígeno. La mayor parte del agua dulce
esta congelada en el Polo Norte y Polo Sur. Cerca de la tercera parte del agua dulce está
en ríos, en los acuíferos y en las vertientes que forman parte del agua potable. El
agua pura es un recurso renovable, sin embargo puede llegar a estar tan contaminada por
las actividades humanas, que en vez de ser útil, se convierte en nociva.
El agua esta considerada contaminada cuando sus características naturales están
alteradas de tal modo que la hace parcial o totalmente inadecuada para el uso al que
estaba destinada.
Este elemeno no sólo es parte esencial de los seres humanos, también es
imprescindible para los demás seres vivos tanto vegetales como animales. El agua
contribuye al bienestar general en todas las actividades humanas. Se utiliza mayormente
como elemento indispensable en la dieta de todo ser vivo y ésta es uno de los pocos
elementos sin los cuales no podría mantenerse la vida. Por todo esto el agua ofrece
grandes beneficios al hombre, pero a la vez puede transmitir enfermedades.
El cólera, el tifus y la hepatitis infecciosa son algunas de las principales
enfermedades transmitidas por bacterias que viven en el agua. Otras enfermedades
son transmitidas por otros organismos que se reproducen en el medio líquido, por lo
general aguas sin movimiento, como las aguas estancadas, y que transportan estas
bacterias. Algunos ejemplos de estas enfermedades son el paludismo o la malaria,
la enfermedad del sueño y la fiebre amarilla.
Los principales contaminantes del agua son:
Agentes patógenos: Bacterias, virus, protozoarios, parásitos que
entran al agua provenientes de desechos orgánicos.
Desechos que requieren oxígeno: Los desechos orgánicos pueden
ser descompuestos por bacterias que usan oxígeno para biodegradarlos. Si hay poblaciones
grandes de estas bacterias, pueden agotar el oxígeno del agua, matando así las formas de
vida acuáticas.
Los nutrientes vegetales: Pueden ocasionar el crecimiento excesivo
de plantas acuáticas que después mueren y se descomponen, agotando el oxígeno del agua
y de este modo causan la muerte de las especies marinas conocida como zona muerta.
Sedimentos o materia suspendida: Partículas insolubles de suelo
que enturbian el agua, y que son la mayor fuente de contaminación.
Sustancias químicas inorgánicas: Acidos, compuestos de metales
tóxicos (Mercurio, Plomo), envenenan el agua.
Sustancias químicas orgánicas: Petróleo, plásticos,
plaguicidas, detergentes que amenazan la vida.
Sustancias radiactivas: Que pueden causar defectos congénitos y
cáncer.
Calor: Ingresos de agua caliente que disminuyen el contenido de
oxígeno y hace a los organismos acuáticos muy vulnerables.
Si tomamos el ejemplo de la Argentina, observaremos que casi toda el agua
que consumen, proviene de los mismos cuerpos de agua en los que son evacuados los residuos
cloacales e industriales. La concentración de diversos elementos de contaminación
materiales pesados, bacterias, nitratos e hidrocarburos- que se producen en
diferentes lagos, lagunas y ríos de la Argentina, superan largamente las cifras
consideradas peligrosas.
No es casual que los ríos Paraná, Salado del Norte, Salado del Sur, Carcarañá,
de la Plata y Colorado se inscriban entre los más contaminados de la Tierra.
La Argentina no posee medidas de control adecuadas para el tratamiento y
disposición de aguas servidas, residuos peligrosos sólidos y desechos industriales
domiciliarios, que finalmente terminan contaminando cuerpos de agua superficiales y
subterráneos. Se cuenta con información que determina que importantes y numerosos
cuerpos de agua se encuentran afectados por aguas servidas, con intensos procesos de
eutroficación debido a la falta de depuración. El mayor problema es las áreas
urbanas que reciben contaminantes al por mayor desde todas partes. Una de cada cuatro
camas de un hospital está ocupada por pacientes que tienen enfermedades contraídas por
el agua. La contaminación del agua actúa lentamente y genera enfermedades de
todo tipo, no sólo trastornos infecciosos. El agua transporta metales y sustancias
tóxicas que van acumulándose en los organismos hasta afectar de diferente manera los
diversos tejidos corporales.
La contaminación de las aguas de superficie provenientes de las aguas
residuales industriales y de aguas negras sin tratar es una de las causas
principales de daños a la propiedad (en combinación con las inundaciones), pérdidas
de espacios para recreación y daños ecológicos alrededor de las principales áreas
urbanas y de varios lagos interiores. En varios lugares del interior del país
como Rosario y Córdoba- los cuerpos de agua se
han contaminado hasta el punto de afectar los trabajos de las plantas para su tratamiento.
Podemos tomar el caso del Lago San Roque, abastecedor del agua de la
ciudad de Córdoba, en la Provincia de Cordoba, es un lago empachado por la
materia orgánica, algas, virus y bacterias, es decir, experimenta el problema de la
eutrofización. Hay proyectos para hacer plantas de tratamiento para las
principales localidades, pero la descarga sigue creciendo. No hay ningún sistema de
tratamiento funcionando.
La cuenca Riachuelo-Matanza en la Provincia de Buenos Aires, con sus
2.240 kilómetros cuadrados y sus tres millones de habitantes, de los cuáles sólo el 45%
posee cloacas y el 65% tiene agua potable (1.700.000 personas utilizan pozos negros o
cámaras sépticas), es uno de los símbolos nacionales de la polución.
Tres mil empresas vuelcan a diario y desde hace años sus residuos tóxicos o no
tóxicos, sólidos o líquidos, sin ningún tipo de tratamiento o con tratamiento
insuficiente. Las industrias farmacéuticas, químicas y petroquímicas aportan
el 30% de la contaminación, la industria de las bebidas alcohólicas y curtiembres el 3%.
A estos volcamientos se agregan los afluentes cloacales. En conjunto, recibe a diario
368.000 metros cúbicos de residuos industriales, nada menos que el doble del caudal
mínimo promedio del río; esta carga constituye una peligrosa que destruye cada gota de
agua transformándola en una explosiva gota de contaminación. Los lodos del
Riachuelo poseen grandes concentraciones de cromo, cobre, mercurio, cinc y plomo. Las
mayores concentraciones de cromo y plomo se encontraron en los límites de los municipios
de Avellaneda y Lanús en la Provincia de Buenos Aires.
Hidrocarburos como el benceno, naftaleno, antraceno y tolueno, entre otros, abundan en las
aguas y aparecen esplendorosos en sedimentos de los ríos y arroyos cercanos a
destilerías e industrias petroquímicas como las que se encuentran en los cursos
de agua del área Beriso-Ensenada.
En las zonas urbanas y rurales del noroeste de la Provincia de Buenos Aires,
el acuífero Puelche reconocido como uno de los más
grandes del mundo- presenta diferentes niveles de contaminación con nitratos y
bacterias coliformes. La sección superior arde de basura tóxica. La descarga es
meteórica y el agua puede transportar sustancias asociadas con los pozos ciegos, los
basurales y los nitratos residuales. El partido del conurbano bonarense, densamente
poblado, el agua del Puelche presenta concentraciones de nitratos hasta tres veces
mayores a los límites permitidos. El canal oeste de los municipios Beriso y
Ensenada, Provincia de Buenos Aires, languidece. En ningún caso las plantas depuradoras
son suficientes, los tratamientos que debieran efectuar las empresas antes de volcarlos a
los cauces son entre deficientes e inexistentes. El conjunto de basuras es letal: metales
pesados, compuestos organicos e inorgánicos.
Por otro lado, la empresa Aguas Argentinas estimó que fluyen
2.300.000 de m3 de aguas negras sin tratar por día- en el río de la Plata.
A ellas, se suman 1.900.000 de m3 diarias de descargas industriales del Area
Metropolitana de Buenos Aires. En el caso de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, la repercusión principal recae en que las normas de
calidad del agua ambiental se exceden constantemente de la franja de los 300
metros continuos a la costa del río de la Plata, impidiendo el uso recreativo (por
insalubre) de las playas que antaño fueron tan importantes para sus habitantes.
La mayor parte del agua que consume la población proviene de los mismos cuerpos en los
que son evacuados los efluentes cloacales e industriales. Dada la falta de tratamiento de
los mismos, la población termina consumiendo agua potable de calidad dudosa o a un alto
costo de purificación.
La
contaminación de las aguas subterráneas debe considerarse como el problema de
contaminación más importante de la Argentina, más que nada debido a la
exposición a los riesgos de salud de una gran parte de los hogares.-incluyendo una gran
proporción de los de bajo recursos- que dependen del agua subterránea para sus
necesidades diarias.
No por estar escondidas bajo tierra las aguas subterráneas están liberadas de las
descargas, el área más crítica es la Metropolitana de Buenos Aires, por la gran
cantidad de gente afectada y por la baja cobertura de infraestructura en las
municipalidades más apartadas. La principal fuente de contaminación son los tanques
sépticos y, en menor medida, las aguas residuales industriales.
El recurso agua es cada vez más apreciado, tanto para uso doméstico
industrial o agrícola. Su escasez, sobre todo en las zonas áridas y semiáridas, la
sitúan como prioridad vital para el desarrollo de las poblaciones: Si no hay agua, no hay
vida. Muchos son los programas emprendidos para el uso racional del vital
líquido; sin embargo; gran parte de ellos adolecen de objetividad, ya sea por su difícil
aplicación o por el elevado costo que representan; es más, se ataca el problema
desde puntos de vista sofisticados, se piensa que el modelo más complicado es el mejor;
sin embargo existen oportunidades valiosas que están a nuestro alcance, que solo
requieren ser visualizadas, un tratamiento técnico simple y conciencia de todos
Está claro que cuando se habla de la actual crisis y del futuro de este recurso, las
aguas están divididas. Mientras tanto, el planeta se agrieta y millones de niños
mueren cada año, producto de la escasez y la contaminación. El agua dulce de
alta calidad es limitada, de ahí la necesidad de una gestión integral en la que estén
representados todos los usuarios del agua. El manejo efectivo debe asegurar el mejor uso
de los recursos disponibles, prevenir la contaminación y reducir los conflictos que
usualmente genera el acceso al agua dulce. Todo ello requiere el establecimiento
de políticas y estrategias claramente definidas, así como la elaboración de reglamentos
y mecanismos para controlar la contaminación del agua.
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Cristian Frers
Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social
cristianfrers@hotmail.com
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