BUENOS AIRES
(RK) -- El último viernes Casa Patria celebró una importante
Asamblea Nacionalista, en la que tomó la palabra el dirigente rural Mario Alberto
Puértolas, productor del campo y reconocido militante de la Causa Nacional, que con un
discurso claro y contundente le explicó al auditorio cuál es la verdad de los hechos en
el conflicto del agro, e incluso expuso un plan de neto contenido patriótico para
resolver la crisis crónica del sector.El Secretario del CEDICAP, Nahuel
Echeverría, dio inicio al evento, y tras la entonación de las estrofas del
Himno Nacional por parte de la concurrencia, expuso los puntos más salientes de la
trayectoria de Puértolas con las siguientes palabras:
"El señor Mario Alberto
Puértolas fue delegado general de la Comisión Gremial interna del Banco Ciudad de Buenos
Aires, desde el año 1983 a 1989. Desempeñando esa función por el término de dos
períodos consecutivos, se enfrentó al sector sindical encabezado por Juan José Zanola.
Fue Secretario General del Partido Acción Ciudadana, integrante del Frente Nacionalista
que representó al patriotismo de la capital Federal en las elecciones del 2005.
Participó y estuvo entre los principales promotores de la campaña que exigió y luego
logró la libertad del Coronel Mohamed Alí Seineldín.
Desde principios de la década del 90 se dedica a la actividad ganadera, siendo dueño de
una propiedad en San Vicente, provincia de Buenos Aires.
Actualmente, es uno de los referentes de su zona en las medidas de fuerza que los
productores y trabajadores rurales están realizando contra la política confiscatoria que
pretenden imponer los Kirchner."
A continuación, Echeverría
cerró la presentación diciendo: "¡Compatriotas! Con la humildad que
caracteriza a todo hombre de campo, pero con el tesón de quien lucha por lo que es justo
y corresponde, tiene la palabra el compatriota Mario Alberto Puértolas."
El conferencista fue recibido con
un encendido aplauso por la concurrencia, que se puso de pie para saludarlo. A
lo largo de una hora, Puértolas supo exponer cuál es la posición del campo, cómo opera
la política confiscatoria del gobierno, y lanzó durísimas críticas contra Cristina
Fernández y su entorno, al tiempo que no dudó en desafiar a un "mano a mano"
al mercenario oficialista Luis D´Elía.
Al finalizar el discurso los
presentes tuvieron oportunidad de realizar preguntas, y luego Puértolas conversó con los
asistentes y se estrechó en un hermanado abrazo con el líder nacionalista
Alejandro Carlos Biondini, con quien intercambió ideas y opiniones
acerca del rumbo del conflicto y de las medidas que se podrían adoptar en las próximas
semanas. Junto con ellos también estuvo un destacado representante del patriotismo de Mar
del Plata, que vino especialmente a la Ciudad de Buenos Aires para participar de la
asamblea y dar su apoyo a la lucha del agro.
A continuación,
reproducimos en forma completa las palabras del compatriota Mario Alberto Puértolas:
CONFERENCIA DEL
DIRIGENTE RURAL MARIO ALBERTO PUÉRTOLAS
EN EL CENTRO DE DIFUSIÓN CASA PATRIA DEL DÍA VIERNES 9 DE MAYO
EL CAMPO ARGENTINO
FRENTE A LA POLÍTICA CONFISCATORIA DE LOS KIRCHNER
Compatriotas, buenas noches. Disculpen que
no soy un orador profesional, incluso me pongo un poco nervioso ante la concurrencia de
mis camaradas, pero bueno, voy a tratar de salir del paso.
Yo quiero en esta oportunidad, compartir y comentarles cosas que no las aprendí leyendo
el "Martín Fierro" o el "Don Segundo Sombra", sino por haberme
desempeñado 26 años como bancario en la selva de cemento, y 18 años como mediano
productor rural. Les contaré las experiencias de vida con el corazón, y espero salir
airoso de la charla.
La señora presidente, la que nos toca sufrir, con una penosa soberbia,
entre otras grandes equivocaciones encaró la protesta del campo aduciendo que los precios
actuales de los campos o parcelas aprovechables para la producción ganadera y/o siembra
de granos, habían duplicado o triplicado su valor en moneda "yanki",
convirtiendo a sus propietarios en gente muy adinerada. Con su grosera opinión, demuestra
que su fuerte son las carteras de dama de alto precio, y no el tema del campo,
pues según su apreciación, la única manera de que los campesinos fuesen millonarios
sería vendiéndoles las tierras a los que pudieran pagar en dólares o euros.
Generalmente, estos compradores vienen de la mano de inversores extranjeros -o sus
testaferros-, a quienes lamentablemente no se le imponen límites en la cantidad de
hectáreas vendidas, como debería hacer un gobierno que se dice "nacional y
popular", práctica que sí llevan a cabo la mayoría de los países soberanos del
mundo.
Pues bien, lo que se insinúa entonces, produciría el cambio de mano en la propiedad de
las tierras. Éstas, seguirían produciendo las mismas toneladas de alimento que antes,
con la diferencia de que los dueños que tenían la "cultura del trabajo", en la
mayoría de los casos desde varias generaciones, serían desplazados y obligados a ejercer
una actividad seguramente parasitaria, como es la especulación bursátil o el vivir de
los intereses bancarios. Todo esto, hasta que un día sus valores sean confiscados o
devaluados, como la experiencia nos demuestra.
Es como si se quisiera empujar ese "cambio de manos" en la propiedad de
las tierras, hecho que lamentablemente ya está ocurriendo, para que queden en manos de
grandes inversores extranjeros, que vayan unificando y adosando hectáreas de territorio
patrio, permitiendo volver a los casi extintos latifundios del siglo pasado.
Sumándose a este problema, existe el real peligro de una explotación exhaustiva del
monocultivo recientemente llamado "yuyo", o más propiamente soja, por parte de
estos sectores ajenos a la identidad nacional. Drenándose la fertilidad de nuestras
tierras, deforestando los bosques, contaminando hasta que queden yermas e improductivas,
sin realizar las necesarias rotaciones, práctica que sí hace el pequeño y mediano
productor, porque sabe que tiene que ser sustentable el recurso del suelo.
Todo lo contrario llevan a cabo los grandes pooles de siembra ya descriptos, sabiendo que
cuando las tierras dejen de ser lo suficientemente productivas, las podrán abandonar
después de haberlas amortizado largamente. ¡Tierra arrasada! Como históricamente pasó
con los montes de quebracho chaqueños y santiagueños, allá por los años 1900-1920. En
esos tiempos, los gringos mataban indiscriminadamente árboles de 100 o más años de
vida, y ante una protesta de nuestros hermanos tobas, adujeron que cuando se terminaran
"ellos ya no estarían en el negocio". Lo mismo está pasando con nuestros peces
en el mar argentino. Todo esto, sumado a su tremenda soberbia, evidencia que poco saben
del campo, de objetivos nacionales, de cortos, medianos y largos plazos, de un trabajo
responsable, de un ministerio de planeamiento estratégico que ponga en claro el camino
futuro. Qué poco saben de tener metas, qué poco de cuántos compatriotas habrá que
alimentar, y no se podrá, en los años venideros, de qué prioridad tendrán las nuevas
generaciones, de planes alternativos, y una larga lista de etcéteras, sin mencionar la
falta de consulta, y/o ausencia de convocatoria de aquellos que sepan y puedan colaborar
en los distintos problemas a resolver.
Es histórico que el productor rural haya quedado desprotegido frente a los
manejos usurarios de los grupos económicos, que ayudados por la falta de planeamiento
productivo, se aprovechan cíclicamente del esfuerzo de los productores. Un
ejemplo: cuando el mercado "libre" indica que el negocio son los pollos y/o las
gallinas ponedoras, llamados y engañados por los "cantos de sirena", miles de
compatriotas se vuelcan a la actividad, sin advertir que quedan cautivos de las pocas
empresas que producen alimentos balanceados llamados "CARGIL"
"VITOSÁN", "MONSANTO", etc. Esto es así puesto que la actividad de
criar un pollo o producir huevos tiene una ínfima ganancia, dado que al gasto en
alimentos se debe agregar la gran cantidad producida que abastecerá el producto; y los
otros gastos, como son la luz, las instalaciones, la mano de obra; y como si fuera poco
hay que considerar el control de precios que hace el estado.
Todo lleva a que, al cabo de un par de años, se vayan fundiendo primero los
productores más chicos, y luego los medianos. Aparecen entonces "como
caranchos", los mismos proveedores de alimentos -"Cargil",
"Monsanto", "Vitosan"-, interesados en comprar y/o asociarse al
productor, pasando a ser este último un simple empleado de estas grandes empresas, que
seguramente no reinvierten en el país lo que han logrado con el esfuerzo y sobre las
espaldas de los fundidos.
Y lo mismo que con el pollo y los huevos, sucede con un sinnúmero de actividades en
manos de usureros. Casi todos pertenecientes a una determinada comunidad, cuyo
negocio es iniciar a los productores en las siguientes actividades: cría de conejos, de
nutrias, de visones, de chinchillas, de huevos de codorniz y de su carne, etc., etc.
Vendiéndoles implementos, planteles, jaulas, etc., comprometiéndose además a comprar la
producción, y esgrimiendo un "precio insuperable" y "contrato en
dólares", cosa que es una impune estafa, pues las autoridades de control miran para
otro lado, permitiendo la "rapiña".
La
explotación porcina como el resto, tampoco está monitoreada, controlada, y menos
organizada por un ministerio de producción. Un ministerio donde se evalúen todas
las producciones del campo; que conozca cuántos de estos productos se consumen
internamente; cuántas cabezas de ganado conviene tener; cuántos millones de toneladas de
granos podemos vender; y que en base a esos conocimientos diagrame con el conjunto de los
involucrados una producción armónica. Por ejemplo: tenemos que considerar que
hay productores más capacitados y con una infraestructura acorde para determinado rubro.
Se debe entonces, respetando siempre la libre empresa, planificar la cantidad de
hectáreas volcadas a determinado cereal, al ganado, a pasturas, a la rotación necesaria
para mantener el capital, el suelo, etc.
Estas opiniones no me caen de un repollo, sino observando países con muchísimo
menos tierras productivas que las nuestras. En Alemania, por ejemplo, un chacarero que
posea 10 hectáreas, o sea 10 manzanas, es un "terrateniente". Dichos países
subvencionan, miman y protegen al productor rural. En muchos casos llegan, por lo menos a
autoabastecerse de muchos productos alimenticios. Recordemos, que tener una vaca lechera
en esas latitudes significa tenerla "estabulada", es decir "bajo
techo", la mayor parte del año. Pero además afrontan el problema de tierras
empobrecidas, aguas contaminadas, etc. Por eso, que algún prejuicio no nos impida mirar a
los que hacen bien las cosas, y adoptar aquellas que nos convengan para nuestro amado
país.
Por eso, apelando a la humildad que les pudiera quedar a los responsables de este
gobierno, les digo: ¡No pueden tener la mezquina y miserable idea del día a día! ¡No
pueden tergiversar los datos del INDEC para engañar al pueblo con la inflación como a
criaturas!
Pero la evidencia se marca en los actos diarios del gobierno. ¿Qué humildad
pueden tener y qué planes pueden programar, si sus febriles mentes están abocadas en
ocultar el tema de las valijas llenas de dólares, campañas y fraude electoral?
Recuérdese, de diez o más viajes, sólo se detectó el último... ¡y por una
mejicaneada entre ellos! Recordemos también los casos de corrupción en el tema Skanska,
los fondos de las regalías petroleras de la provincia de Santa Cruz, originalmente 500
millones de dólares, cuyo capital se duplica por la compra de acciones de YPF, al que se
le agrega los intereses de aproximadamente once años, que pasan holgadamente los 1500
millones de dólares. De estos estimados 1500 millones de dólares, aducen haber
repatriado "todo", o sea... 400 millones, porque anteriormente y en sigilo
habrían traído 100 millones. ¡Esto resulta un calco de cuando secuestran 1000 kilos de
cocaína y se terminan incinerando 20 o 30 kilos de bicarbonato!
Como sostiene de los políticos corruptos de turno, un honorable héroe de Malvinas, el Coronel
Mohamed Alí Seineldín, para el que pido un aplauso: "mientras
estén ocupados rapiñando el país, poco les puede importar el destino de nuestros hijos,
nietos y bisnietos".
Pues bien, volviendo de lleno al tema del campo, los problemas que estallaron en lo
inmediato se deben, en mi humilde opinión y consciente de no ser dueño de la verdad
absoluta, a un tema recaudatorio que aplicó el gobierno a todos los productores
agropecuarios sin previo aviso y a mansalva, porque cuando se sembró la última campaña,
el porcentaje de retenciones era del 35% de la producción, lo cual según la
Constitución Nacional ya era confiscatorio, dado que pasa a ser confiscatorio a partir
del 33%., y entonces lo llevan sin previo aviso y sin ninguna negociación previa al 44%,
metiéndoles la mano en el bolsillo, a los chicos, medianos y grandes productores.
Se mete así en una
misma bolsa a todos, sin medir la proporcionalidad de los costos de implantación, es
decir los implementos que son necesarios para la siembra de los cereales a cargo del
productor. Tampoco se tiene en cuenta que el campo tributa: ingresos brutos, rentas, tasa
vial, municipal, campaña contra plagas, adicional de seguridad, adicionales educativos,
etc., etc. Tampoco se cuentan los insumos: semillas, fertilizantes, gasoil, insecticidas,
la contratación en muchos casos de contratistas que posean maquinarias acordes, como
cosechadoras, cinceles, rastras de diente y de disco, sembradoras de grano grueso y fino,
desterronadores, tractores, camiones, acoplados, silos, etc., etc., los cuales no posee el
chacarero chico y mediano por sus altos costos.
A todo esto hay que agregar los aumentos que se incorporan por la
inflación real, la intermediación parásita social en la ganancia, pero no en la
pérdida: las sequías, la caída de granizo, las inundaciones, y las plagas a la que
está expuesto el productor. Intermediación parásita que sigue chupándole la
sangre al trabajador patrio, y a la que hacía referencia hace ya más de
cincuenta años, el estadista más extraordinario que supimos tener los argentinos, el
Teniente General Juan Domingo Perón.
Y siguiendo con el tema campo, no es lo mismo comprar dichos insumos al menudeo, es decir
para sembrar 10; 50; o 200 hectáreas, que comprar para superficies mayores, digamos 2000;
50.000; 100.000; o 500.000 hectáreas. Existe un 20% de privilegiados propietarios, que
representan el 60% aproximado de las tierras cultivables. Estos terratenientes y
posiblemente oligarcas, en general son capitales foráneos, como antes comentaba, quedando
el 40% de las tierras cultivables en manos del otro 80% de los propietarios,
considerándose a éstos últimos, los chicos y medianos productores, con hasta 500
hectáreas según suelo y latitud.
Siguiendo el desarrollo de lo dicho, poner en la misma bolsa a todos es de una gran
ignorancia, el campo y su gente a diario hace Patria produciendo alimento no sólo
para los 40 millones de compatriotas, sino hasta 350 millones de habitantes del hambriento
mundo. Luchando como ya dije, con plagas, inundaciones, heladas, falta de caminos,
luchando para llevar a sus hijos a las escuelas rurales, llueva o truene. Porque
la actividad del campo no se puede dejar de hacer ningún día del año, principalmente la
actividad lechera o avícola. Puesto que suspender dicha actividad diaria, infestaría las
ubres de las vacas, la falta de agua produciría mortandad de aves, la enfermedad de uno o
más animales no respeta ni fines de semanas largos, tardes, noches, ni lluvias. Ni que
decir de algún problema con los pibes, algún accidente que requiera concurrir con
urgencia al hospital, con largos caminos de tierra mal mantenidos por los políticos del
lugar; y ni qué decir de una inoportuna lluvia que obligue a transitarlos a caballo o en
carro, y a veces
los pocos afortunados que posean una 4 X 4, herramienta de trabajo
al fin, pero que tampoco aseguran llegar al necesario auxilio.
Estos necios alegan que los pequeños y medianos productores están llenos de plata. Y si
así fuera
¡sería gloriosamente justo, porque lo lograron realmente con el sudor de
sus frentes, como lo mandan las Sagradas Escrituras!
Otros en cambio, con el producto de la rapiña mantienen sus fuerzas de choque,
mercenarios pagos y cautivos, a los que amenazan con sacarles el "Plan
Trabajar", guiándolos y ordenándoles pegar y maltratar a ciudadanos que
espontáneamente salen a demostrar su adhesión para con las mujeres y hombres del campo.
Yo te digo: ¡Gordito D'Elía, te desafío a un mano a mano, espero no te garqués!
Estos sujetos
se llenan la boca y se auto-convencen de que son un gobierno "nacional y
popular"; que quieren una mayor distribución de la riqueza; erradicar la pobreza y
la desnutrición infantil; las villas miserias, etc. etc. Pues bien, el campo tiene la
solución para este flagelo histórico, y es de una aplicación políticamente sencilla.
El país, nuestro bendito país, con un clima y una fertilidad asombrosa, con una reserva
de agua potable inmensa, envidiado y codiciado por muchos, con minerales, distintos
microclimas, es decir, una enorme posibilidad de desarrollo, en la actualidad cuenta con
una importante cantidad de tierras fiscales. Bien podrían dar solución al tema antes
dicho, y en caso necesario producir una reforma agraria, que permita el viejo apotegma del
General Perón: "la tierra será del que la trabaje".
Parcelando unidades económicas posibles, asesorados por las universidades, por ingenieros
agrónomos, veterinarios
en fin, por los que saben. Invitando, ayudando, asesorando
y laborando con las máquinas que en muchos casos poseen los municipios. Movilizando
vehículos de nuestras Fuerzas Armadas. Recibiendo la ayuda solidaria de los productores
vecinos, integrando voluntades para el bien común de la Patria.
Ofreciendo
pagar con producción los títulos de propiedad de dichas parcelas,
generosamente espaciosas, para permitir la radicación futura de los hijos de los nuevos
productores que deseen seguir el camino de sus padres. A plazos largos. Dotando a las
zonas de los nuevos chacareros, de escuelas, salas de primeros auxilios, infraestructura
necesaria, caminos, enseñar en cuanto a los cultivos, la compra de la producción para
las escuelas y hospitales, etc. Y con un porcentaje de dicha producción, ir amortizando
el valor de las parcelas. Premiando nuevamente la cultura del trabajo y dignificando a
nuestros compatriotas pobres, dándoles por fin la libertad de desarrollarse con el
orgullo del trabajo fecundo.
Por supuesto que dichas parcelas no podrán ser de ninguna manera minifundios
improductivos, por el contrario, como dije anteriormente, con posibilidades
futuras en cuanto a echar raíces a los hijos que quisieran seguir en la producción
agropecuaria. Si alguna familia, por distintos motivos no pudiera desempeñarse y/o
adecuarse a este nuevo estilo de vida, tendrá que dar lugar a otro grupo familiar. No
pudiendo enajenar a los que se arroguen el título de propiedad a por lo menos 30 años,
para evitar errores del pasado en cuanto al tema propiedad. No sería necesario expropiar
tierras que siendo productivas no se las trabaje, sino simplemente se les subirían los
impuestos para volcarlos a los objetivos de radicación comentado.
También, para no engendrar posibles rencores y resentimientos, con las enormes reservas
que nos dicen tener en el Tesoro Nacional, unos 50 mil millones yanquis, me animo a
calcular que con sólo una tercera parte de dicho dinero alcanzaría para que
ningún argentino quede afuera de las posibilidades de desarrollarse con armonía ante el
futuro venidero.
Sería impensado pagar una deuda externa, llamada ilegítima por las autoridades
políticas actuales hace unos 35 años atrás, es decir cuando fueron considerados
"imberbes", y en estos tiempos no volcar este dinero para el desarrollo de
nuestros hasta ahora excluídos hermanos pobres.
Compatriotas,
camaradas, les agradezco la atención, y quiero decir finalmente: ¡Viva la
Patria, carajo!
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Redacción de la Red Kalki
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