BUENOS AIRES (RK) - La
deuda externa argentina es, sin duda, uno de los temas más polémicos y discutidos de la
historia de nuestro país. Gobierno tras gobierno se hacen promesas al respecto, y se
habla de diferentes cifras, de pagos y de recepción de créditos, muchos candidatos hacen
encendidos discursos contra los organismos internacionales y a los pocos años esos mismos
organismos vuelven a ser considerados "amigos del país" por la presidencia de
turno, pero la mayoría del pueblo aún no alcanza a comprender ni el origen de la deuda,
ni si es posible pagarla, ni exactamente quién o quiénes fueron y son los responsables
de la misma.
Partiendo de las
premisas citadas, la conferencia que el día viernes 23 de octubre dictó el Lic. Juan
Manuel Soaje Pinto en Casa Patria, fue una exposición de altísimo interés para el campo
nacional, pues en una hora y media, el dirigente patriota supo resumir con claridad y sin
caer en engorrosos tecnicismos, de dónde surge realmente la deuda, cuáles son los
turbios negociados que se esconden detrás de ella, y especialmente, cuáles son las
salidas para aquello que viene encadenando a nuestra Patria desde hace décadas y que
pareciera ser algo "eterno".
Se dieron cita en
este encuentro diferentes referentes del Nacionalismo, entre los que estuvieron Alejandro
Carlos Biondini, miembro del Consejo Honorario del CEDICAP, el Vicecomodoro Horacio
Ricciardelli, presidente de la Agrupación Cívico-Militar CONDOR, así como destacados
dirigentes del Partido Alternativa Social de la Capital Federal, organización por la que
el Lic. Soaje Pinto fue candidato a Diputado Nacional en las últimas elecciones
legislativas del 28 de junio pasado.
Como es habitual, el
maestro de ceremonias fue el Dr. Claudio Fernández, Secretario de Casa Patria, quien
luego de dar la cordial bienvenida a todos los concurrentes, presentó al disertante de la
noche con la lectura de los puntos más salientes de su trayectoria, los cuales fueron los
siguientes:
"El
Licenciado Juan Manuel Soaje Pinto es Licenciado en Economía (UADE-Argentina), Licenciado
en Estudios Internacionales (Universidad de Pennsylvania-EEUU) y realizó una Maestría en
Política Exterior y Economía (Universidad George Mason, Virgina, EEUU).
"Actualmente
es Secretario General del Centro de Estudios Económicos Mariano Fragueiro (CEEMFRA), y
fue funcionario de la Organización de Estados Americanos (OEA), asesor de la Dirección
General del Centro Cultural San Martín, y también ocupó el cargo de Director del
Instituto de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas".
El Lic. Juan
Manuel Soaje Pinto es un reconocido analista de economía y geopolítica nacional e
internacional."
El orador
inició su exposición explicando que en los primeros tiempos de la Independencia, la
banca inglesa ya había comenzado a trabajar para poder dominar económicamente a las
nuevas naciones americanas. Para ello, los dos principales grupos económicos anglosajones
de aquel entonces, Rothschild y Baring, se habían distribuído los territorios sobre los
cuales operarían. El primero intervino en Chile y Brasil, mientras Baring fijó sus
intereses en el Río de la Plata, un objetivo primordial para los ingleses, pues Londres
no podía olvidar que sus invasiones militares de 1806 y 1807 habían fracasado. No
habiendo podido dominar al pueblo de las Provincias Unidas del Sur por la vía militar, lo
intentarían someter entonces financieramente, aprovechando la infiltración de las logias
masónicas en las clases dirigentes porteñas.
La técnica empleada
por Rothschild y Baring fue exactamente la misma: otorgar préstamos por cifras muy
importantes, y establecer así un primer lazo de dependencia económica. Los motivos por
los cuales los países americanos pedían los créditos eran diferentes. En el caso de
Chile, por ejemplo, el dinero se solicitó a fin de poder fortalecer a sus ejércitos para
afianzar sus sistemas de defensa. La excusa esgrimida por la administración de Bernardino
Rivadavia -quien decía ser "Presidente" de la joven Argentina aún cuando era
rechazado por todos los caudillos federales del Interior-, fue que el préstamo solicitado
a la Baring Brothers era para "consolidar la Independencia". Tal argumento era
en los hechos falaz, sobre todo teniendo presente que el dinero terminaría siendo
utilizado exclusivamente por Buenos Aires. No obstante, el empréstito Baring sería el
origen de la primer gran deuda externa del país, y tal como explicó el Lic. Soaje Pinto,
las condiciones del mismo eran tan usurarias, que desde Londres los integrantes de la
banca le pidieron a sus agentes que confirmaran si realmente los porteños las habían
aceptado y si las comprendían.
Citando nombres y
apellidos de funcionarios argentinos e ingleses, y leyendo textos documentales de la
época, Soaje Pinto demostró que detrás del empréstito Baring se escondían enormes
sobornos cobrados por los hombres de Rivadavia en concepto de "comisiones" por
sus supuestas gestiones en beneficio del pueblo.
Si
bien la deuda tuvo entonces un origen espúreo, otros líderes patriotas igualmente
decidieron afrontarla y dar el ejemplo de que Argentina podía pagarla aún haciendo
sacrificios. Durante su mandato, Manuel Dorrego pagó parte de las cuotas con dinero de su
propio bolsillo e incluso aceptó el embargo y remate de dos naves que había mandado a
construir en un astillero inglés. El Brigadier Don Juan Manuel de Rosas, por su lado,
supo emplear esa deuda como un arma política. El Restaurador fue abonando los pagos en
tiempo y forma, pero cuando se produjo el bloqueo anglo-francés sobre el puerto de Buenos
Aires, con la habilidad política que lo caracterizaba, le envió un mensaje a los
bonistas ingleses explicándoles que "lamentablemente no podría seguir pagando
hasta tanto no cesara el bloqueo". De esta forma, Rosas logró que importantes
hombres de negocios de Londres comenzaran también a pedir el fin de las hostilidades
contra la Confederación Argentina, pues se los estaba perjudicando, creándole un
inesperado problema interno a sus enemigos.
En las décadas
posteriores, los dirigentes liberales que asaltaron el poder tras la Batalla de Caseros
fueron sumisos pagadores, y entre las referencias que el orador apuntó, hubo citas
textuales como la del presidente Nicolás Avellaneda, quien llegó a decir: "La
deuda se pagará aún con la sed y el hambre de los argentinos".
Ya en el siglo XX, la
situación se revirtió súbitamente. Con los dos conflictos mundiales de la primera mitad
de la centuria pasada, Argentina pasó de ser deudora a eregirse en acreedora de las
potencias del Viejo Mundo, particularmente de Inglaterra, que había adquirido toneladas y
toneladas de materias primas sin tener suficiente dinero u oro con qué pagarlas. El
conferencia subrayó que durante el primer y el segundo gobierno peronista, la Argentina
supo utilizar todo el dinero que tenía en grandes obras públicas, en el fortalecimiento
y constitución de la industria liviana, mediana y pesada, y en levantar a los sectores
más postergados del pueblo. En aquellos años el país no tuvo necesidad de pedirle
dinero prestado al extranjero, ni estuvo atado a ningún organismo internacional. Y aunque
la nación era entonces próspera, lo primero que hizo la autoproclamada "Revolución
Libertadora" en 1955 fue incorporar al país al FMI y reiniciar el proceso de
endeudamiento público. Soaje Pinto señaló que "sólo tres presidentes del
siglo pasado no endeudaron al país: uno fue Hipólito Irigoyen, el otro fue Juan Domingo
Perón, y el tercero fue Arturo Illía. Y a los tres los terminaron derrocando los
liberales".
En
1973, un hecho provocaría un efecto dominó en el mundo que terminaría acrecentando
dramáticamente la deuda externa nacional. Y este hecho fue la llamada "Guerra del
Yom Kippur", por la cual el precio de petróleo se fue "por las nubes",
e hizo que varios jeques árabes ganaran de un día para otro una enorme masa de dólares
con la cual no sabían qué hacer. Este dinero, que sería conocido como "los
petrodólares", los jeques decidieron depositarlo en los bancos de Estados Unidos,
quienes también se encontraron en la encrucijada de qué operaciones realizar con tanto
dinero. Fue entonces cuando Henry Kissinger diseñó un plan: utilizar los nuevos fondos
para endeudar a las naciones latinoamericanas. Así, se le comenzaron a ofrecer grandes
préstamos a los países de la región, aún cuando no calificaban para recibir sumas tan
elevadas. En el caso argentino, el principal escollo que encontró la banca norteamericana
fue, otra vez, el General Perón, quien había retornado a la Presidencia y mantenía su
política de no someter a la Patria al yugo económico extranjero. Tal posición fue luego
continuada por su esposa y sucesora en el poder, Isabel Perón. Esto fue así hasta que se
produjo el golpe militar de 1976, y con José Alfredo Martínez de Hoz en el Ministerio de
Economía, los petrodólares aterrizaron en nuestras arcas. Entre 1976 y 1982, las
autoridades de facto endeudaron a la Argentina en más de 40.000 millones de dólares. La
situación no varió con la llegada del régimen democrático en 1983, y al presente la
Argentina debe más de 160.000 millones de dólares, observándose un fuerte incremento
durante la década del '90.
Tras la explicación
histórica, el Lic. Soaje Pinto indicó que a la deuda externa argentina primero hay que
dividirla en dos partes: la que se adquirió durante el último gobierno militar, y la que
se obtuvo desde 1983. Con respecto a la primera, explicó que de acuerdo a las leyes
internacionales vigentes la misma es definida como "deuda odiosa", ya que
quienes la generaron no fueron las autoridades legítimas del país, sino aquellos que
gobernaron por la fuerza. Sobre este tema el recordado periodista e investigador patriota
Alejandro Olmos fue quien inició un histórico proceso judicial, conocido como la
"Causa Olmos", por la cual se pidió que esa deuda fuese considerada ilegítima.
La causa concluyó con un fallo en el cual la Justicia le dio la razón a Olmos y giró
todas las pruebas al Congreso de la Nación para que arbitre los medios necesarios a fin
de descontar esos más de 40.000 millones de dólares de la deuda externa, pero nuestros
legisladores al día de hoy todavía no han hecho nada.
Acerca de la segunda
parte de la deuda, el disertante dijo que también hay muchos puntos oscuros a dilucidar,
ya que incluso durante el mandato de Carlos Menem se pasó como deuda pública una
importante cantidad de miles de millones de dólares que debía el sector privado. Sobre
este asunto en particular Soaje Pinto brindó abundantes detalles.
Pero más allá de
éstas disquisiciones claves, el orador señaló que en verdad la Argentina ya ha pagado
varias veces la deuda, pero que la misma se mantiene e incluso se incrementa por culpa de
los intereses usurarios vigentes y por las permanentes "renegociaciones" que
hacen los diferentes gobiernos, por las cuales los funcionarios se llevan cuantiosas
"comisiones", tal como en el pasado hicieron Rivadavia y sus hombres.
El
cierre de la conferencia tuvo por eje un último punto: ¿Puede la Argentina salir de este
ciclo vicioso? Y la respuesta de Soaje Pinto fue rotundamente afirmativa. Primero dio un
ejemplo concreto, y dijo que bajo los glaciares andinos se hallaron abundantes reservas de
oro y plata, y que de allí surgió el proyecto multinacional Pascua Lama en San Juan, por
el cual se desató un escándalo político en estos momentos, ya que la Argentina dio a
cambio de 25 millones de dólares una concesión de explotación por 30 años a un grupo
extranjero, el cual se estima que se llevará ganancias por un total de 30.000 millones de
dólares. Con este dato, el disertante declaró que: "La capacidad de pago
argentina es una de las más importantes del mundo. Si el país explotara por sí mismo
estos recursos, surge con toda claridad que con apenas cuatro o cinco de las más de cien
minas que hay en nuestro territorio podemos pagar toda la deuda externa, aún la
ilegítima si quisiéramos, en tiempo y forma y sin ningún tipo de atraso. Y eso lo
hacemos sólo con los recursos mineros, sin contar nuestras riquezas agropecuarias y
nuestra producción industrial. La Argentina puede salir adelante sin ningún problema,
sólo hace falta la voluntad política, pero esa voluntad sólo estará en un gobierno
patrio, pues el actual modelo ya demostró que no lo va a hacer".
Así concluyó esta
magnífica y esclarecedora conferencia, durante la cual no sólo se trazó con precisión
la historia de la deuda externa, sino que se hizo una auténtica radiografía de la misma
y luego se brindó una solución concreta y efectiva a tan crucial y crónico problema.
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